Jorque Luque propone alternativas para “El Platero” en su Trabajo Fin de Máster

Jorge Luque Jiménez es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster en Agroecología, Desarrollo Rural y Agroturismo. Le gustaría desarrollar su trayectoria profesional en el ámbito de la agricultura. Para concluir su formación, el ambientólogo ha abordado en su Trabajo Fin de Máster (TFM) la conversión de una finca agrícola convencional a ecológica. Para ello, Luque ha analizado aspectos relacionados con el terreno y su manejo -como la maquinaria y los productos fitosanitarios utilizados- así como sus características climáticas y edáficas.

“La finca estudiada cuenta con características ideales para la conversión: está rodeada de monte, existen muchas manchas de vegetación natural y discurren cerca dos ríos”, explica el antiguo alumno. Se trata de una explotación agrícola de secano en la que se produce grano, forraje y aceitunas a una escala reducida.

Entre las actuaciones necesarias para llevar a cabo la conversión, Luque destaca la necesidad de plantar cubierta vegetal para crear más biodiversidad en el olivar. Las leguminosas protegerán el suelo frente a la erosión y fijarán nitrógeno. Para que el proceso cumpla los requisitos legales establecidos, deben transcurrir 3 años para el olivar y 2 para las herbáceas. Es decir, transcurrido este tiempo ya se podría obtener productos ecológicos. El objetivo principal es conseguir una producción de alimentos de máxima calidad a través de los ciclos naturales, el apoyo en las funciones básicas del ecosistema y la ausencia de sustancias de síntesis química.

Jorque Luque explica que con la conversión de la finca se intenta restablecer la relación entre los componentes del sistema. “En uno convencional se suele romper el equilibrio: el suelo no cumple con la totalidad de sus funciones porque suele tener poca vida. Además, las relaciones entre fauna y flora están rotas y los productos químicos castigan a los polinizadores”, apunta. Como ejemplo, Luque alude al equilibro que existe en un bosque: “Al caer los frutos y las hojas de los árboles, así como los restos animales, el suelo recupera de forma natural los nutrientes que les aportó a través de la acción de los descomponedores”.

La conversión de un sistema agrícola convencional a uno agroecológico consiste, sobre todo, en tratar de que sea lo más parecido posible a un ecosistema natural. Sustituir el abono químico por uno orgánico, llevar a cabo rotaciones de cultivos, potenciar y proteger la fauna auxiliar o plantar leguminosas que mejoren la fijación de nitrógeno. Estas son algunas de las propuestas que Jorque Luque ha reflejado en su proyecto para conseguir una agricultura respetuosa con el medio ambiente “con calidad para diferenciarse del resto”.